¡Hombres!
Nos hemos vendido por muy poco a las mujeres y por demasiado tiempo. Más bien nos hemos regalado, nos hemos rebajado, nos hemos sometido a una esclavitud sin precedentes. Las mujeres de hoy en día no son las mujeres de los años 50 que criaron a nuestros abuelos y padres, que cuidaban con esmero los hogares, que arreglaban las camas, cuidaban a los hijos y que tenían la comida lista cuando el marido llegaba de una extenuante jornada de trabajo para mantener la familia. Esas mujeres rebosaban de virtud y educación, y se aseguraban de que cuando sus hombres regresaran hallaran una casa limpia, ropa limpia y comida caliente.
Las mujeres de hoy quieren esclavos que provean para cada una de sus caprichos, necesidades y deseos, reales o imaginarios. No harán nada amoroso por nosotros, y son incapaces de mostrar alguna virtud. Somos nosotros quienes tenemos que proporcionar las comidas calientes para ellas, prodigarles todo nuestro tiempo y atención después de un duro día de trabajo y además de todo eso para que estén contentas tenemos que proporcionar ropa de diseñador, bolsos caros, zapatos de última moda, teléfonos móviles de última generación, servicio de limpieza y un chef gourmet a su disposición.
Por si fuera poco ni aún así estarán conformes. Ellas aún exigirán coches nuevos y una casa con todos los muebles y comodidades. Y todavía aún pedirán más y exigirán que les proporcionemos una constante ducha de felicidad con atenciones, joyas y rosas en bandeja de plata. Ellas serán constantes a la hora de exigir cada vez más y nunca terminarás de saciarles su ego con elogios y más elogios.
¿Y qué obtienes a cambio? Vale la pena todo eso?
A cambio sólo obtendrás quejas cuando tu trabajo u otras obligaciones no te dejen el tiempo suficiente que ella demanda. Te mostrará su desprecio cuando ya no seas capaz de satisfacer sus crecientes demandas económicas. Y te será infiel a la primera oportunidad cuando aparezca un macho más apetecible para ellas. Después que se haya beneficiado durante años de tu trabajo como un parásito, se divorciará y se irá con una gran parte de lo que posees y por lo que nunca trabajo para crear. Secuestrará a nuestros hijos y nos hará pagar sólo por la posibilidad de ver a nuestros hijos cuatro días al mes, y eso si continuamos mimando a la reina como un buen sirviente.
Creo que ya es hora y es el momento adecuado para decirles a las mujeres: "Si quieres vivir bajo mi protección y disfrutar de mis provisiones, necesitas mostrar tu utilidad, hacer resaltar tus virtudes, y probar constantemente el valor real que tienes para mí. ¿Qué tienes para ofrecerle a un hombre para que arriesgue su vida trabajando, y que se esfuerce para defenderte, alimentarte y vestirte?"
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